dissabte, 15 d’octubre del 2011

Ritmos propios

Respetar los ritmos propios de cada persona es fundamental para su desarrollo integral. Acompañar desde el comprender y el sentir que cada ser posee su propia idiosincrasia permite que las niñas y los niños se sientan relajadas/os en su día a día, respaldadas/os en su propio camino, amadas/os por ser quién son. La diversidad implica también saber flexibilizar ciertas normas pautadas para el espacio para poder brindar una atención de calidad y respeto. Así, las/os niñas/os se entregan a su evolución sin presiones, condicionamientos ni rígidas pautas de acción que no hacen sino coaccionar su proceso creativo. En este construirse paulatinamente y segurizadas/os por un entorno respetuoso que cubre sus necesidades básicas de amor, cobijo y apego, aprenden a desarrollar su propia autonomía e independencia.

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